miércoles, 5 de noviembre de 2008

Junto a la piscina

Angela caminaba por el borde de la piscina, escuchando ese sonido que la intrigaba, que hacía que por su cuello bajara una helada sensación de miedo. Sus pies descalzos acariciaban el cesped mientras avanzaba hasta ese negro bulto, que poco a poco revelaba su misterio. Una vez que la distancia que los separaba le permitía ver completamente su forma, se enteró de algo que quizás hubiera preferido nunca saber: Aquel bulto negro la dejo impactada, anonadada; su vida entera cambio por completo a partir de ese momento, cuando decidió salir de la piscina simplemente por curiosidad, por intriga. Angela nunca volvió a ser la misma, nadie sabe que forma tenia ese bulto negro, pero la mente de Angela nunca olvidará aquella sensación que recorrió todo su cuerpo. Seguir nuestros instintos es aveces lo mejor y el miedo nos puede defender de los peligros que nos rodean. A veces es mejor no ver, a veces es mejor dejar pasar las cosas, y seguir en la piscina, nadando, sin prestar mucha atención a los bultos negros que aparecen en nuestro jardín.

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